Parashat Balak

Resumen de la Parasha:

Balak, rey de Moav, ve con angustia la victoria de los israelitas sobre los emoritas. Temiendo una invasión a su propio reino, manda a buscar a Bilam, un famoso “profeta” para solicitarle que maldiga a los israelitas. Durante la noche, D’s le advierte a Bilam que no vaya.

Balak envía una segunda delegación, de mayor prestigio, que le ofrece a Bilam honores y recompensas. Motivado por su codicia, Bilam les pide permanecer hasta que pudiera recibir nuevamente las instrucciones de D’s. Esta vez, D’s le dice que sí, pero a condición de que diga sólo las palabras que D’s pusiera en su boca.

Por la mañana, Bilam monta su asna y parte rumbo a Moav. Durante el camino, tres veces se aparece un ángel con una espada desenvainada que sólo su asna ve y, asustada, trata de apartarse del camino. A la tercera vez, Bilam le pega a su asna, y D’s la hace hablar. El asna reprende a Bilam, preguntándole por qué le pegaba, y si habiéndole servido toda su vida alguna vez había hecho algo así, a lo que Bilam responde que no. Entonces, se le aparece el ángel a Bilam, quien entiende que el asna sólo había tratado de salvarlo, y el ángel le repite las palabras de D’s: que sólo diga lo que Él le pondrá en su boca.

Finalmente, Bilam llega a Moav y, en vez de maldecir al pueblo de Israel, tal como quería Balak, lo bendice tres veces, pues habla con las palabras de D’s.

Palabras de nuestro seminarista

La Parashá de esta semana no encierra grandes misterios. En su lugar, nos demuestra que las palabras o actitudes sabias no siempre vienen de quien creemos que está capacitado para eso. Muchas veces, quienes esperamos que nos den el consejo apropiado o actúen como corresponde no son capaces de hacerlo, y aquellos en quienes teníamos menos confianza y a quien menos les creíamos resultan ser quienes nos dicen la palabra justa en el momento apropiado. De alguna forma, nos indica que las cosas no siempre son lo que parecen, que debemos buscar un poco más profundo, que las apariencias engañan y que, a veces, empujados por prejuicios, no le damos la oportunidad a otros.

Que esta Parashá nos de entonces la capacidad de entender que las buenas lecciones llegan de quien menos las esperamos y que, a veces, para escuchar debemos estar dispuestos a dejar de lado los prejuicios.

 

Shabat Shalom

Sem. Diego Vovchuk