Parashat Miketz
Resumen de la Parashá
Estando en prisión, Iosef es llamado para interpretar dos sueños del faraón. Ambos sueños tienen el mismo mensaje, siete años de prosperidad, seguidos por siete años de pobreza y hambre. Iosef aconseja al faraón nombrar a una persona sabia para administrar la tierra de Egipto. El faraón elige inmediatamente al propio Iosef y lo nombra virrey de Egipto.
Lo dicho por Iosef se cumple y la terrible escasez llega hasta Canaán e impulsa a Iaakov a enviar a sus hijos, menos a Biniamín, a Egipto, para comprar provisiones. Al llegar, Iosef los reconoce de inmediato, pero oculta su identidad, y los acusa de espías. Ellos niegan la acusación y le explican quiénes son, pero Iosef insiste y les dice que, para probar lo que dicen, uno de ellos deberá ir a traer a Biniamin. Entonces, pone en prisión a todos los hermanos y luego libera a todos menos a Shimón. Los hermanos se lamentan, ahora, del trato que le dieron a Iosef y atribuyen esta terrible angustia al castigo de D’s por el pecado que habían cometido. Cuando Iosef observa las expresiones de lamentación de sus hermanos, se aleja de ellos y llora.
Cuando regresan a su hogar, cuentan lo sucedido, pero Iaakov se rehúsa a permitir que Biniamin los acompañe a Egipto. El hambre se torna insoportable y, finalmente, Iaakov es convencido por Iehudá y acepta que su hijo menor vaya con ellos a Egipto. Los hermanos llegan a Egipto y se encuentran con Iosef, quien sigue ocultándoles su identidad. Iosef ordena que los abastezcan y también ordena poner su copa de plata en la bolsa de Biniamin. Al irse, son detenidos por el mayordomo de Iosef, quien al revisar las bolsas, encuentra la copa y arresta a Biniamín, dejando libre al resto de los hermanos.
Palabras de nuestro seminarista
“Y le dijo Reuvén a su padre, si no te lo traigo de vuelta (a Biniamin) matarás a dos de mis hijos, ponlo en mis manos y te lo traeré de vuelta” (Bereshit 42:37 [Miketz]).
Cuando Reuvén le pide llevar a Biniamín, Iaakov se niega. Dicen nuestros sabios que la razón por la que se niega es porque Reuvén no se está haciendo realmente responsable, por eso, en vez de ponerse él como “garantía”, como luego hará Iehuda, los pone a sus hijos.
Cuánto más fácil es buscar un chivo expiatorio para que pague por nuestros errores, en vez de ser nosotros mismos los que respondamos por lo que hicimos ¿Cuántas veces, en el trabajo, nuestro jefe nos responsabiliza por algo que él no previó, o nosotros mismos culpamos a otro por algo que salió mal? Nuestra vida diaria está llena de ocasiones en las que sencillamente nos desligamos de la responsabilidad endilgándosela a otros.
Que a través de esta Parashá encontremos el coraje para aceptar nuestros errores y responsabilizarnos por aquello que hacemos.
Shabat Shalom
Sem. Diego Vovchuk