Parashat Vaera
Resumen de la Parashá
D’s se revela a Moshé como el Señor cuyas promesas a los patriarcas se cumplirían ahora, pues los israelitas serían rescatados de la esclavitud y llevados a la Tierra Prometida. Los judíos no escuchan a Moshé. Esto produce temor en Moshé, pues se pregunta cómo lo escuchará el gran faraón, si sus propios hermanos no lo hacen. Nuevamente, D’s le dice a Moshé que Aarón será su vocero y que el faraón se rehusará a permitir a los judíos la salida de Egipto hasta que D’s no inflinja severos castigos a los egipcios.
Moshé y Aarón se presentan ante el Faraón. Sabiendo que éste se impresionaría con un acto de magia, Aarón arroja un bastón al suelo, que se convierte en una serpiente. Sin embargo, los magos egipcios logran reproducir esta proeza. Pero aún cuando el bastón de Aarón se traga a los bastones de los magos, el faraón permanece impasible.
Ante esto D’s, comienza a desatar, una a una, las plagas sobre Egipto. En primer lugar, las aguas se convierten en sangre. Puesto que el milagro es nuevamente repetido por los magos egipcios, el faraón mantiene su actitud obstinada. En segundo lugar, la invasión de ranas. Luego, llega la plaga de piojos que cubren a hombres y animales. Ante el corazón endurecido del Faraón, se desata la cuarta plaga, bestias salvajes.
El Faraón sigue negándose a dejar salir a los hijos de Israel, y se desata la quinta plaga, la muerte del ganado. A raíz de la obstinación del Faraón, caen sobre Egipto la sexta y séptima plaga, llagas y granizo.
Palabras de nuestro seminarista
¿Qué nos sucedería si tuviéramos que deshacernos de algo que no nos es esencial, pero nos beneficia?
Probablemente, nos resistiríamos a perderlo. La misma situación se produce con el Faraón. Si bien el pueblo de Israel no era esencial para él, tenerlo como esclavo lo beneficiaba, ya que le proporcionaba la mano de obra. El pedido de Moshé de dejar salir a su pueblo significaba para el Faraón tener que buscar “empleados” entre su propia gente, lo cual le costaría mucho más caro, y es por eso que se obstina en no dejarlos salir, aún a costa de perder a su propia gente, ganados y tierra.
Muchísimas veces, en nuestra vida cotidiana, nos pasa lo mismo. Nos obstinamos en aferrarnos a cosas y no nos damos cuenta del costo que estamos pagando por hacerlo ¿Cuántas veces, por aferrarnos a la búsqueda de dinero, nos aferramos al trabajo y nos quedamos muchas más horas de las necesarias sólo para obtener más y sin darnos cuenta lo que estamos dejando de lado? ¿Cuántas veces nos aferramos y encerramos en nuestras propias creencias, sin darle lugar a comprender otras cosas, y dejamos de lado la oportunidad de aprender?
Que esta Parashá nos invite a preguntarnos a qué nos estamos aferrando con “uñas y dientes”, para ver si vale la pena hacerlo o si el costo que estamos pagando es demasiado alto.
Shabat Shalom
Diego Vovchuk, Seminarista