Parashat Vaishlaj
Palabras de nuestro seminarista:
En su regreso a Knaan, Iakov envía mensajeros para reconciliarse con su hermano Esav.
Estando dormido, se le aparece un “hombre” con el que lucha hasta el amanecer. Este “hombre” (un ángel que representa a Esav) no lo vence, pero logra herirlo en el muslo. Iaakov logra sujetarlo y le dice que sólo lo dejará a ir a cambio de recibir de él una bendición. El ángel lo hace y le dice que su nombre dejará de ser Iaakov y que pasará a llamarse Israel.
Cuando finalmente Iaakov y Esav se encuentran, se abrazan, cumpliéndose así la promesa de D’s a Iaakov de que nada le pasaría.
Iaakov se establece en Shjem.
Iaakov regresa a Bet El por orden de D’s y construye allí un altar en gratitud a D’s. Cuando salen de Bet-El y cerca de Bet Lejem, muere Rajel, mientras daba a luz a Biniamín, y es sepultada allí. Iaakov llega a Jevrón, donde se reúne con su padre Itzjak, quien muere a los 180 años y es sepultado por sus hijos Esav y Iaakov.
Palabras de nuestro seminarista:
“Iaakov se quedó solo, y un hombre luchó con él hasta el amanecer.” (Bereshit 32:25 [Vaishlaj]).
Nuestros sabios se preguntan por qué la lucha se produce con Iaakov y no con Abraham o Itzjak y explican que el mundo se sostiene sobre tres pilares: el estudio de la Tóra, la tefilá (oración) y jesed (los actos de bondad). Cada uno de nuestros patriarcas representa uno de estos pilares: Abraham, el jesed, Itzjak, la tefilá, y Iaakov, el estudio de la Torá.
Y es en lo que representa Iaakov donde se halla la respuesta al por qué la lucha fue con él. El ángel no temía de Abraham ni de Itzjak, porque la continuidad de un pueblo no depende de la bondad, ni de la tefilá, pero sí del estudio de la Torá.
El estudio de la Torá representa nuestra historia, nuestra cultura, nuestra forma de enfrentar la vida. La intención del ángel era destruir aquello que nos sostiene como pueblo, para así poder hacernos desaparecer.
A lo largo de la historia de la humanidad, muchas veces han intentado deshacerse de nosotros intentando prohibir el estudio de la Torá o destruyendo nuestros libros, incluyendo al más sagrado de todos ellos, la Torá. Pero, a través de la historia, siempre encontramos la manera de seguir estudiando nuestras fuentes y quiénes somos.
Que esta Parashá nos anime a todos a comprometernos con el estudio de la Torá y a participar de aquellos momentos en los que la Torá en nuestra tefilá cobra centralidad. Conscientes de que es a través del estudio de nuestras fuentes y de quiénes somos que podremos seguir adelante como pueblo.
Shabat Shalom
Sem. Diego Vovchuk