Resumen de la Parasha:

Balak, rey de Moav, ve con angustia la victoria de los israelitas sobre los emoritas. Temiendo una invasión a su propio reino, manda a buscar a Bilam, un famoso “profeta” para solicitarle que maldiga a los israelitas. Durante la noche, D’s le advierte a Bilam que no vaya.

Balak envía una segunda delegación, de mayor prestigio, que le ofrece a Bilam honores y recompensas. Motivado por su codicia, Bilam les pide permanecer hasta que pudiera recibir nuevamente las instrucciones de D’s. Esta vez, D’s le dice que sí, pero a condición de que diga sólo las palabras que D’s pusiera en su boca.

Por la mañana, Bilam monta su asna y parte rumbo a Moav. Durante el camino, tres veces se aparece un ángel con una espada desenvainada que sólo su asna ve y, asustada, trata de apartarse del camino. A la tercera vez, Bilam le pega a su asna, y D’s la hace hablar. El asna reprende a Bilam, preguntándole por qué le pegaba, y si habiéndole servido toda su vida alguna vez había hecho algo así, a lo que Bilam responde que no. Entonces, se le aparece el ángel a Bilam, quien entiende que el asna sólo había tratado de salvarlo, y el ángel le repite las palabras de D’s: que sólo diga lo que Él le pondrá en su boca.

Finalmente, Bilam llega a Moav y, en vez de maldecir al pueblo de Israel, tal como quería Balak, lo bendice tres veces, pues habla con las palabras de D’s.

Resumen de la Parasha:

Un grupo de Leviím, Koraj, Datán y Aviram, encabezando un grupo de 250 líderes, se rebelan contra la autoridad de Moshé y de Aarón. Moshé les dice a éstos y a sus seguidores que se presenten y que hagan una ofrenda ante D’s, y que si su ofrenda no es aceptada, morirán por causas sobrenaturales. D’s no la acepta, y los rebeldes son tragados por la tierra, que se abre ante ellos. Cae una plaga sobre aquellos que siguen justificando a Koraj; la plaga cesa después de que Moshé le ruega a D’s.

Para evitar que esto se repita, Moshé le ordena a cada uno de los representantes de las 12 tribus colocar en el Santuario varas con los nombres de éstas. Por la mañana, la vara de Leví con el nombre de Aarón amanece florecida y con almendras, confirmándose la voluntad de D’s de que Aarón sea el Sumo Sacerdote.

Palabras de nuestro Seminarista

Esta Parashá presenta nuevamente una rebelión, pero ésta, a diferencia de las anteriores, no parte del miedo, del hambre, ni de ninguna otra cosa, sino que está ligada directamente a la lucha por el poder. Es visible, ya desde el principio, que lo que Koraj y sus seguidores querían era tener poder sobre el pueblo (cualquier coincidencia con la realidad es pura casualidad). Koraj era miembro de la familia de Moshé y una persona distinguida y tenía, por sobre todas las cosas, un gran poder de persuasión, con lo que logró que un número de personas lo siguiera. Esta Parashá, en este momento en particular de nuestro país, parece tener más sentido que nunca.

Que esta Parashá nos ayude a aprender a poder hacer oídos sordos a aquellos que quieren convencernos sólo movidos por ansia de lograr algo para sí mismos o por poder, y que podamos prestar atención sólo a aquellos que realmente nos hablan con el corazón.

Shabat Shalom

Sem. Diego Vovchuk

Resumen de la Parasha:

Como parte de los ritos de purificación, D’s le dice a Moshé que tome una Pará Adumá (una vaca roja) sin defectos, para purificar a aquellos que habían sido impurificados por contacto o proximidad con un cadáver.

Tal como había dicho D’s, los israelitas vagan por el desierto durante treinta y ocho años y, en ese tiempo, mueren todos los miembros de la generación mayor. A comienzos del año 40 del éxodo, el resto de la población regresa a Kadesh, donde muere Miriam, la hermana de Moshé y de Aharón. A su muerte, se acaba el agua y el pueblo comienza a murmurar nuevamente contra Moshé. D’s le dice a Moshé y a Aharón que le hablen a cierta roca, de la cual fluiría agua suficiente para satisfacer a todos. Pero Moshé, disgustado por la constante falta de respeto del pueblo, golpea impacientemente la roca en lugar de hablarle.  

Resumen:

En esta Parashá, doce representantes, uno por cada tribu, son enviados por Moshé para explorar la tierra prometida de Canaán. Regresan al campamento luego de una ausencia de cuarenta días, llevando con ellos grandes racimos de uvas, granadas e higos como evidencia de la fertilidad de la tierra. Diez de los espías afirman que sería imposible para el pueblo de Israel conquistar Cannán.

Iehoshúa y Calev no comparten este informe pesimista y aconsejan al pueblo marchar a Canaán. Los israelitas, sin embargo, le creen al informe de la mayoría y se rebelan, proponiendo la elección de un líder para conducirlos de regreso a Egipto.